Cómo hacer el amor a una idea


Para la correcta estimulación de la Idea, su pareja debe tener en cuenta que el proceso por el cual éstas son capaces de alcanzar el éxtasis se basa en una conjunción de elementos de muy diversa índole y por completo ajenos a otros procesos injustamente calificados de “similares”.

La idea se excita proporcionalmente al grado de sugestión recibido, es por ello, que antes de iniciar cualquier acción, se debe priorizar en los deseos propios a fin de que éstos sean correctamente comunicados no verbalmente a su partenaire. La sugestión ha de basarse en un medido equilibrio entre el comedimiento y el exceso, o lo que es lo mismo, entre la acción y la reacción; proceso más comúnmente conocido como el JCC (“Juego de Contrarios Contradictorios”).

Tome a la Idea con sus brazos y susúrrele al oído cosas que le interese conocer hasta aburrirla por completo. Cuando esté bastante adormilada a causa de sus florituras verbales y/o visuales, actúe de imprevisto y cambie de estrategia: continuar por el mismo sendero conducirá inevitablemente al fracaso. Una táctica infalible es guardar silencio y olvidarse de quién es ud. y de lo que sabe. La desazón primera dará paso, entonces, al baile.

No hay estimulación sin expectación, por tanto, aprenda sobre la marcha a crear expectación. Manténgase fuerte y en una posición que exprese una insoportable y contenida tensión en ese ambiente relajado que intenta crear. Construya, pues, una incomodidad confortable en torno a la Idea y a sus propios deseos.


Cuando el mecanismo de la estimulación haya comenzado, es muy importante saber qué hacer con él. Aquí no hay victorias: Resistir es todo. Reprima erecciones egocéntricas antes de tiempo: en esta fase, no sirven. Reprima cualquier deseo terrenal: tampoco sirven.

Acaricie a la idea como se acaricia a un amante imaginario en las últimas horas de los invernales días de diario más solitarios. Deje volar su imaginación: concéntrese en este punto, es de importancia capital. Cuando crea que es el momento, y lo sabrá si sabe estar atento a las señales, comience a desnudar a la Idea. No olvide de que se trata de un juego de contrarios. Se trata de tener una experiencia, no de hacer un cuerpo derramarse en línea recta. Por tanto, descarte sin demora pensamientos del tipo “principio y /o final” , “durante /mientras” o “antes /después”.
Entonces,
Hágala suya. Mientras la posee, sea desordenado, caótico y actúe con naturalidad: Haga del plan una fiesta.

Relájese y disfrute de este proceso tan impredecible. Admire aquello con lo que se va encontrando. No piense en nada, no recurra a trucos fáciles, no busque ayuda en estrategias que funcionaron anteriormente.
Adéntrese en la idea poco a poco, hondamente, hasta el final, hasta que sienta que ya no puede abarcarla más. Cree un espectro ensoñador en torno a ustedes dos: sienta la calidez del abrazo, el deseo que provoca la falsa complacencia, el placer de lo desconocido. Acelere el ritmo, pero sin perder el compás. No se deje vencer por el cansancio, por la impaciencia. Todo llega. Siéntase inspirado: tome, coja, coma, deseche y vuelva a tomar y así sucesivamente. Todo vale. Sin miedo: no se cohíba y apueste: las ideas rara vez se desgastan. Recuerde: resistir es todo y El éxtasis es incomparable. Si siente que ya no puede más, busque la manera de volver a superficie. Amordace a la idea, sujétela bien fuerte. Busque las debilidades y haga un cerco con ellas: es la mejor manera de tenerlas cerca teniéndolas lejos.

Cuando haya obtenido lo que anhelaba, recompóngase, mese sus cabellos, ponga en orden su cabeza e intente no reflexionar: atormentarse con los sueños: no tiene sentido.
Luego, camine.

Por último, dejar constancia de lo siguiente:
La supervivencia y la perseverancia es lo básico en este tipo de uniones:

Dan la posibilidad de repetir, no lo olvide.

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